domingo, 11 de marzo de 2012

MÉXICO

Mi encuentro - nuestro, pues viajaba con mi colega académica y esposa desde la Universidad de Los Andes, María Mercerdes Arias- con México, fué en la noche. Del aeropuerto al Hotel Presidente Chapultepec, en el penúltimo piso frente al lago de Chapultepec. Entre los libros del recibimiento, una de las cifras del ser mexicano, colonial, en edición faccimilar: EL GALLO PITAGÓRICO. Intenté, sin éxito, buscar al poeta Francisco Cervantes. A la mañana siguiente, un lujoso transporte de nuevo hacia el aeropuerto, y el encuentro con Martín de Riquer, pues viajábamos hacia Guanajuato, en Aeroméxico  y su llegada a León, al Congreso Intrnacional sobre EL QUIJOTE,  de la "Fundación Cervantina Eulalio Ferrer" Entonces el Museo Iconográfico del Quijote, bella edificación de corte republicano.

El hospedaje fué en el Prador San Javier, en las afueras de Guanajuato, y en él el esplendor colonial de un México cifrado por los pájaros. Luego, a la Universidad, en cuya Aula Máxima se realizarían las conferencias. Allí, Antonio Saura, de España, hermano de Carlos Saura, pintor de cuyos labios seguí todas las anécdotas de la filmación de "Carmen". De Eulalio Ferrer, una investigación sólo posible en este más áspero aire de la más transparente región de América (dibujada por la mano y la sonrisa entrañables de José Luis Cuevas) que dió en el libro: TRILOGÍAS, con el subtítulo, "La influencia del tres en la vida mexicana"..

Eulalio Ferrer, personalmente para nosotros,  español de Santander, radicado a raíz de la guerra civil en el D. F. Con él las figuras de Octavio Paz y José emilio Pacheco. Hoy las de Marco Antonio Campos,  Elsa Cross y Jéssica Gonzalez Frietsche, autora en poesía de SI DE ALGUNA FORMA EN LA TIERRA, en cuyo prólogo dice Raún Renán, ser y poeta ya legendario: "La incesante búsqueda del poema dentro del poema la llevó a un asentamiento de su voz, pausado proceso en el que el poema cobra vida". Pero en nuestro viaje,  allí, en Guanajuato y llegado de España, Angel González al lado de Fernando Lázaro Carreter, de Estados Unidos, el entrañable Jarolsalv Zimic y su amor por el poeta preferido de Cervantes: Garcilaso.

 El salto de regreso  esencial -por avión- es  del paraninfo de La Universidad a las Pirámides aztecas próximas a la ciudad de México, a la vuelta del congreso,  acerca de cuyo escenario escribe Armando Olivares: "Un ímpetu de fuego señalaba ya en la edad remota el sitio de Guanajuato como lugar de rebeldías. Los cantiles de La Bufa endureciéndose en el impulso levantisco,ahí donde sólo el águila, que es ave solar, se permite hacer nido entre los prismas de los riscos, dominando con su gesto altanero la domesticidad de los horizontes de Bajío".

Vuelta  de Guanajuato a Ciudad de México, sí, para queder, en cuanto a mí respecta,  con una imagen futura del pasado; círculo de figuras a la vez de la emoción que interpreta el Cosmos y crea el rito, o del mito a la razón de todos los ancestros y de lo intemporal, la: PIEDRA DE SOL, allí, bajo las luces, en la sala especial a ella reservada en el Museo Antropológico...

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