sábado, 9 de enero de 2021

VÍA CLAUDE SIMÓN

                                                       OTRA ESTATUA


Ahora esto: llegar hasta la puerta, alzar los ojos a la enredadera, la bugambilia, como la calle en México, caminar más aprisa o estar en cada paso desde lo más antiguo, el aire, el vuelo de los pájaros, el espacio más arduo, aún más violento entre su transparencia, una especie de esfera no celeste ni de agua, ni de aire sino de introspección, las verdes plantas también cultivadas de este lado de la puerta, a la que es siempre imposible llegar...También ir a la dársena en Montevideo, que aquí ahora se inicia el ocaso, aunque no debe haber nada subjetivo, el canto del cu-cú del reloj desde la Selva Negra, desde este poblado, que es descampado pero más abrigo. Las puertas de en frente, la casa azul, la antigua Hacienda con tejados cubiertos por el musgo, adentro, en esa finca, aquí entre mis manos, y los perros, el sol en este lado, en la arboleda perdida también por ser ganada, dada en don del cielo, perdida porque en ella no hay hallazgo, pero sí la alusión a la de Alberti. Has hojas como manos, los pasos como páginas de un diario, los días como nubes que descienden a las cumbres y las cumbres como labios, recuerdo de Aleixandre para volver a una infancia sin líneas en las manos... 

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